miércoles, 5 de marzo de 2014

Querido Papá Noel

El sábado acompañé a una amiga a tatuarse con... bueno, dado que llevo ya tres tatuajes suyos, y que voy por más, creo que puedo decir que es un amigo, también: Javier Darío Ruiz.

El tema es que tenía que hacer un poco de tiempo, así que me puse a mirar arriba del escritorio, fotos de las cosas que él había hecho, y se me ocurrió este cuentito. Por suerte le gustó, y más suerte tuve porque me dejó subirlo al blog.

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Querido Papá Noel:

Nunca fui un chico muy bueno, ni del todo malo. No hice todas las cosas buenas que podría haber hecho, pero en mi defensa debo decir que tampoco hice todas las malas. Ni siquiera estoy seguro de creer en vos, pero acá estoy, escribiéndote.
Me cuesta pedir cosas, todo lo que tengo me salió del lomo, y estoy orgulloso de que así sea. No siento que nadie me haya regalado nada. Y no, no es una queja.

Pero hoy quiero pedirte algo difícil. No quiero trencitos de madera, ni autos a control remoto. No quiero una pelota de fútbol, ni una computadora nueva. No quiero juguetes, ni caramelos. Ni nada de lo que suelen pedirte.

Porque hoy te voy a pedir magia.

Quiero hadas, calaveras, y dragones. Quiero seres de este mundo (aves, lobos, leones) y quiero también seres de otros mundos (depredadores, inseminadores, cazadores). Quiero universos, estrellas, y cometas.

Quiero ángeles, quiero demonios.

Quiero soles, quiero lunas.

Quiero ver los sueños de las personas, y sus pesadillas.

Sus esperanzas, y sus miedos.

Quiero conjurar mis creaciones de una manera imperecedera: que estos seres cobren vida.

Quiero también que, cuando les de vida, cambien en algo al mundo. Y que, una vez realizados, acompañen a quienes los pidieron para siempre. Aunque un poco de mí se vaya con ellos, aunque a veces me duelan las manos, o la cintura.

Quiero hacer lo que me gusta.

En realidad, Papá Noel, no quiero pedirte nada...

Solo quiero seguir tatuando.

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